Aunque su anhelo de poner su vida al servicio de la lucha revolucionaria de los pueblos -como reflejo de sus principios internacionalistas-- se concreta inicialmente en Cuba a partir de diciembre de 1956, en realidad Ernesto Guevara de la Serna desde mucho antes había dado muestras de sentimientos solidarios.Siendo niño solía prestarle mucha atención a lo que en su casa se comentaba sobre la Guerra Civil de la República española en la década del 30. En sus juegos infantiles reproducía con sus amigos las acciones acaecidas en España.Cuba fue el escenario donde emerge la figura del Che como relevante guerrero, alguien capaz de arriesgar la vida en defensa de los ideales de una tierra ajena de la que había nacido, aunque él también la hiciera suya.Incluso desde que se unió al grupo de revolucionarios cubanos en México, que se preparaban desde 1955 para reanudar la lucha, el Che le expuso a Fidel su deseo de que una vez alcanzada la victoria en Cuba se le permitiese marchar a otro sitio para continuar dando su contribución al desarrollo de la lucha en otras partes del mundo.Comprometido con el desarrollo y defensa de la Revolución, el Che permanecerá en Cuba durante varios años, pero consecuente con su vocación internacionalista no dejó de anhelar el poder contribuir de manera directa a la lucha de otros pueblos, y de manera muy especial, a los pueblos de Nuestra América, incluido su país natal.En correspondencia con ello, se relacionó y ayudó a diversos revolucionarios que consideraban la lucha armada como una vía para llevar adelante la emancipación de sus respectivos países.Con antelación, había realizado una gira por países de África y en febrero de 1965, en un discurso en el Segundo Seminario de Solidaridad Afroasiática, celebrado en Argelia, dejó constancia de la trascendencia que le atribuía al internacionalismo y al alcance de la lucha revolucionaria a escala mundial:"No hay fronteras en esta lucha a muerte, no podemos permanecer indiferentes frente a lo que ocurre en cualquier parte del mundo, una victoria de cualquier país sobre el imperialismo es una victoria nuestra, así como la derrota de una nación cualquiera es una derrota para todos. El ejercicio del internacionalismo proletario es no sólo un deber de los pueblos que luchan por asegurar un futuro mejor; además, es una necesidad insoslayable".La verdadera relevancia de Ernesto Che Guevara no está determinada tan sólo por su participación en la lucha de liberación nacional o su labor como dirigente de la Revolución cubana, sino de manera esencial por su modo de actuar en la vida cotidiana y por la forma en que se relacionó con el pueblo.Su sencillez, espíritu de sacrificio, austeridad, sus conceptos sobre la justicia, la libertad y la dignidad y su entrega total a la Revolución, hicieron de su figura un símbolo para el pueblo cubano, alguien capaz de movilizar con la fuerza de su ejemplo.
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